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La causa que mantiene preso al ex titular de la UOCRA La Plata, y que otros sindicalistas temen que se repita en otros sectores, develó un sistema sofisticado de corrupción y lavado de dinero, que incluye extorsiones y acuerdos con empresarios, complicidades de funcionarios y una Justicia distraída. Era un negocio millonario: sólo con una empresa en los últimos seis años el clan Medina blanqueó $92 millones.

 

María Eugenia Vidal interrumpió la reunión que comandaba Federico Salvai, su jefe de Gabinete. El invitado en la sede de la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires era Gerardo Martínez, máximo referente de sindicato de la Construcción, y la gobernadora tenía un solo objetivo: garantizarse el beneplácito del gremialista para avanzar contra Juan Pablo “Pata” Medina, jefe de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), Regional La Plata. Ese día, Vidal obtuvo lo que fue a buscar. Martínez dio el “sí”. Fue en el otoño de 2017. Un mes después, comenzaba la embestida judicial contra el clan más temido por el empresariado platense.

A tres meses de su caída planificada, las piezas del caso Medina siguen acomodándose. En el año en el que la corrupción de la obra pública salió a la luz en la Argentina y llevó a prisión al otrora ministro de Planificación Federal Julio De Vido, el Pata se convirtió en uno de los íconos de la corrupción sindical y de la violencia al servicio de la recaudación ilegítima, estimada en decenas de millones de pesos. Sólo a través de una de sus empresas desde 2011 blanqueó movimientos por más de $92 millones.

El Pata se convirtió en uno de los íconos de la corrupción sindical.

Su detención “ordenó” la economía de la capital bonaerense, reactivó la construcción -una de las actividades económicas que Cambiemos mantuvo a flote en 2017- y calmó las aguas en la provincia. ¿Por qué? Porque algunos cálculos estiman que el accionar ilícito del “clan” le costó $11 mil millones y 9.520 puestos de trabajo al sector. Pero otros poderosos que posibilitaron su crecimiento exponencial hasta el límite de lo absurdo lograron resguardarse. Funcionarios, grandes empresas y miembros del Poder Judicial de la provincia de Buenos Aires corren mejor suerte que el dantesco personaje que ayudaron a construir y que por un buen tiempo resultó funcional.

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A través del relato de empresarios, investigadores judiciales y documentos oficiales y comerciales, Perfil y Chequeado reconstruyeron en los últimos meses cómo operó una organización síndico-empresarial dedicada a la extorsión, que creció a la sombra del gobierno de Daniel Scioli, la aparente connivencia de la Justicia provincial y el silencio de algunas de las empresas más poderosas del país. Un ejemplo de cómo cada engranaje de la maquinaria cumple su rol para que todo lo que los Medina se propusieron marchase sobre ruedas. Nadie parece haber escuchado la frase que el propio Medina escribió sobre un afiche que pegó en la sede de la UOCRA platense: “Yo sólo soy una herramienta de Dios”. Aunque Dios poco tenga que ver.

Perfil y Chequeado intentaron consultar a los abogados de Medina para esta nota, pero no fue posible obtener su versión de los hechos. Ante la Justicia, el sindicalista se negó a declarar. Antes de quedar detenido y amenazar con “prender fuego la provincia”, el sindicalista había dicho desde el balcón de su gremio: “Que vengan con la verdad, acá hay un presidente democrático que dio la orden a su gabinete para investigarme sin fundamentos”.

Hoy, los días de Medina son tristes. Lejos de sus Toyota Hilux 4×4, sus siete propiedades, su casa en Cariló y su lancha deportiva. Habita el penal de Ezeiza, separado de los más de $92,7 millones que movieron sus empresas pantalla en los últimos seis años. La rutina carcelaria lo obliga a levantarse a las 7.30 y estar listo para el recuento de los reclusos. Comparte pabellón con algunos de los célebres ex funcionarios kirchneristas detenidos, como Ricardo Jaime y José López, o el empresario Lázaro Báez. También se encuentra junto a su hijo mayor, Cristián, un devoto de su padre, quien supo ser mano derecha del Pata en la UOCRA platense. El joven Medina era uno de los encargados de exigir a los empresarios el cumplimiento de las imposiciones del gremio, según relataron seis empresarios para esta investigación y reiteraron como testigos ante el juez federal de Quilmes, Luis Armella. Ahora, Cristian está procesado por lavado de dinero.

Medina ya no comanda. Ahora tiene pocas opciones para pasar sus mañanas: campo de deportes, trabajo en la huerta o talleres. Las tardes se matan en el salón de usos múltiples del penal. Esta semana no recaudará “bonos” para las Fiestas entre las constructoras que operan en La Plata. Deberá elegir entre clases de guitarra, visitas a la biblioteca penitenciaria o deportes. Puede optar por el metegol o el ping pong.

El accionar ilícito del “clan” le costó $11 mil millones y 9.520 puestos de trabajo al sector.

En diciembre, todas las causas contra los Medina y sus aliados quedaron concentradas en el juzgado federal de Quilmes. Son once los imputados por los delitos de asociación ilícita y lavado de activos. Eso incluye a la familia directa del Pata, sus principales lugartenientes y los titulares de Abril Catering, la empresa de viandas de comida que catapultó a los Medina al éxito… y también al ocaso.

Blanqueo

Una de las piezas centrales de la maquinaria que comandó el sindicalista en los últimos once años son las empresas de catering, proveedoras de las viandas de comida para los obreros de la construcción de las obras públicas y privadas de La Plata. La estrella: Abril Catering SA, una compañía fundada en 2006 en Ensenada, donde viven los Medina. Se inscribió a nombre de Horacio Homs y su entonces esposa, Liliana Frontán. De la mano de los Medina, pasaron de cocinar 27 viandas en un galpón a montar una empresa con más de 150 empleados y varias plantas. Su capital social aumentó de $50 mil en 2006 a $9,5 millones en 2017. Así consta en las publicaciones de la compañía en el Boletín Oficial. En los últimos once años, la proveedora de viandas movió más de $1.032 millones a través de sus cuentas bancarias, según los documentos bancarios a los que accedieron Perfil y Chequeado.

El titular de Abril Catering, Homs, se jacta de ser “quien inventó el concepto de las viandas para las obras” de construcción. Se lo dijo al juez Armella tras ser detenido como miembro de una organización montada para el lavado de dinero de la extorsión comandada por los Medina. “Antes comían asado o lo que sea”, agregó Homs durante su indagatoria en el juzgado federal de Quilmes.

Gracias a los Medina, Abril Catering pasó de cocinar 27 viandas a ser una empresa con más de 150 empleados.

Cuando comenzó a operar en alianza con Medina, en 2006, Abril Catering registró movimientos por apenas $192.537. Año a año (con excepción de 2009, que registró una caída de las ventas), ese dinero se iba duplicando, de acuerdo con los registros bancarios a los que accedimos en exclusiva. En 2016, los fondos que pasaron por sus cuentas bancarias habían crecido más de 143 mil veces: ese año, llegó a mover más de $ 277 millones y en 2017, iba por más. Sólo entre enero y septiembre había registrado acreditaciones bancarias por más de $ 220 millones. Pero el 26 de septiembre, la compañía eclipsó. El juez Armella ordenó detener al Pata y a su hijo mayor, Cristian “Pulti” Medina, mano derecha del gremialista.

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Inmediatamente después, el fiscal de La Plata Alvaro Garganta pidió allanamientos y más detenciones en el marco de una investigación que llevaba adelante por presunta asociación ilícita desde hacía seis meses. Garganta tenía intervenidos los teléfonos del clan y se enteró de que debía activar las medidas en una escucha en la que el Pata reconocía que estaba a punto de quedar detenido por orden de Armella, según revelaron fuentes del expediente.

La mayoría de los empresarios consultados aseguran que “no podían” denunciar a los Medina por su estrecha relación con el poder político. Hablan también de complicidades de la Justicia, que nunca, dicen, actuó de oficio. “Todos sabíamos que trabajaban con el gobierno de Scioli”, contó un sindicalista de la UOCRA.

Una de las primeras denuncias concretas contra los Medina ante la Justicia fue presentada a principios de 2017 por un grupo de empresarios de La Plata. Quedó a cargo de la fiscal provincial Ana Medina, quien investigó la paralización de varias obras de construcción por medidas de fuerza del sindicato. En paralelo, el fiscal Garganta investigaba una asociación ilícita contra el clan desde principios de 2017, a raíz de una denuncia anónima. Pero fue una denuncia por presunto lavado de dinero la que dio el golpe certero y activó al resto. Se presentó otro anónimo con detalles sobre movimientos comerciales, automóviles, bienes y roles de los miembros del gremio y la familia del Pata. Incluía información precisa sobre los mecanismos de extorsión. Ingresó en el turno de junio en el juzgado federal de Quilmes. Un mes después de la reunión entre Vidal y Gerardo Martínez, y lejos de La Plata, el territorio que Medina aprendió a manejar a sus anchas. En tres meses, el juzgado federal tenía a Medina y a su hijo detenidos.

Homs niega ser socio de los Medina y adjudica el éxito de Abril Catering a la calidad de sus viandas. Nada dice sobre la imposición del gremio a las constructoras para contratar a su compañía. Los empresarios plantean que, además, las viandas tendrían sobreprecio. Entre desayuno, almuerzo y merienda, las viandas del combo Medina costaban más de $348 por cada obrero, por día, según la facturación a la que se accedió para esta investigación. Seis empresas constructoras admitieron a Chequeado y Perfil que el sindicato imponía a las compañías la contratación de esta firma. “Si una vianda valía $90, ellos te cobraban $150”, contó Jorge Del Río, uno de los empresarios que más enfrentó a Medina.

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Abril Catering se encargaba de proveer los almuerzos y meriendas de las constructoras más grandes. Entre los clientes de Abril Catering hay decenas de compañías de construcción y otros servicios, desde constructoras pymes hasta multinacionales. YPF era la vaca lechera de esta compañía. Todas las empresas que operaban en su refinería de La Plata contrataban a Abril: Techint, Contreras Hermanos, BTU, Esuco, Skanska y Panedile son algunas de las grandes empresas que pagaron servicios a Abril Catering y engrosaron de esa manera los bolsillos de los Medina. Así consta en los registros de facturación de la empresa de catering.

En una obra emblemática de La Plata que está sin concluir, las constructoras habían contratado a una empresa de viandas. El gremio exigió la contratación de Abril. Las empresas se negaron porque los precios eran demasiado altos. Entonces, los delegados pararon la obra y organizaron una asamblea en donde se determinó que los empleados querían comer viandas de Abril Catering. La obra se pudo reactivar sólo cuando las constructoras contrataron a Abril Catering.

En la constructora Contreras Hermanos fueron claros sobre este punto y aseguraron: “La empresa Abril proveía los almuerzos del personal, a requerimiento del sindicato”.

En Techint informaron que “Abril Catering proveyó entre 2010 y 2012 las viandas de sus obreros en la construcción de un HDG (Unidad de Hidrotratamiento de Gasoil) para YPF”. Allí trabajaron entre 800 y 1.000 empleados de Techint. “Este servicio ya estaba siendo contratado dentro de la refinería por las otras empresas que realizaban obras de construcción en el lugar”, aclaró la constructora de los Rocca.

“No teníamos opción, no podés tener otra. Era Abril o te paraban la obra”, dijeron dos de las empresas más importantes del país. Pero nadie denunció penalmente a los Medina o a Abril Catering.

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Su radio de influencia no se termina en La Plata. Techint la contrató para las obras en la línea H del subte, en Capital Federal, e incluso se hicieron cargo del catering en la apertura de ShowMatch, el programa de Marcelo Tinelli. También facturaron a organismos oficiales como el Ministerio de Educación (en 2017), la Universidad Nacional de La Plata y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI).

Según el relato de empresarios, las empresas de catering eran en sí mismas un mecanismo de extorsión, pero para el juez Armella también servían para blanquear parte de lo recaudado a través de amenazas y aprietes a empresarios. También formaron otras dos firmas para blanquear los supuestos retornos de Abril Catering: El Rey del Cielo SA y Mejor que en Casa SRL. Pero los Medina fueron por más: querían ser los dueños del negocio.

En 2016, Abril vendió viandas a empresas constructoras y organismos oficiales por más de $77,6 millones, según consta en los registros que la compañía informó a la AFIP y a los que accedieron Chequeado y Perfil. El 6,4% de esa facturación fue a parar a una de las empresas montadas por los Medina: Rey del Cielo SA. ¿La razón oficial? La empresa del clan sindical, que está a nombre por una de las hijastras del Pata Medina y por una de sus nueras, habría sido “proveedora” de materias primas de Abril Catering. Con esa excusa, en 2016 le facturó a Abril $4.938.935, de acuerdo con el informe del Departamento de Investigaciones de Delitos Económicos de la Prefectura presentado al juez. Equivale al 18% de todas las compras que Abril Catering hizo en 2016.

Rey Del Cielo SA está a nombre de Marianela Pagnoli, hija de Fabiola García -la mujer del Pata y “veedora general” de la rama femenina de la UOCRA La Plata- y de Lara Muñoz -esposa del hijastro del Pata, Agustín Medina-. La empresa se creó en 2014 para la venta de productos de panadería, confitería y pastelería, según los registros oficiales. Seis empresarios consultados para esta nota coincidieron en adjudicar a Agustín Medina el manejo de Rey Del Cielo.

Rey del Cielo tiene una fábrica de pan, yo no tenía otra alternativa que comprarle el pan al señor Agustín Medina, pagándole 50% más caro que a la panadería Alejandro, que es otro proveedor”, contó Homs, el titular de Abril Catering, en su indagatoria ante el juez Armella. “Todo el pan que se consumía de Rey Del Cielo era para la UOCRA”, agregó. Todo lo que Abril le proveía a otros clientes, como Presidencia de la Nación, el Ministerio de Educación de la Nación -entonces a cargo de Esteban Bullrich-, Tecnópolis y empresas de micros de larga distancia “no se lo comprábamos a Rey Del Cielo -agregó Homs-, ya que la calidad y el precio no servía para nada”. Rey del Cielo comenzó también a vender directamente a las constructoras. Se ocupaba del desayuno de los obreros en las obras por $48,5 más IVA por trabajador, por día.

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No pasaron más de dos años hasta que Rey Del Cielo comenzó a disputar el negocio de Abril Catering. “Rey del Cielo estaba terminando su planta elaboradora y cada vez me consumía más el trabajo que yo tenía”, contó Homs ante la Justicia. Homs se encuentra detenido y procesado por el juez Armella como miembro de una organización dedicada al blanqueo de dinero ilícito.

Los números también hablan de ese quiebre entre Homs y los Medina. En 2017, el negocio siguió creciendo, pero no la sociedad. Abril Catering vendió viandas por más de $116,3 millones y compró materias primas y otros productos por $111 millones. Sin embargo, la entrega de dinero a Rey Del Cielo SA disminuyó considerablemente: a septiembre de 2017, apenas le “compró” materias primas por $1.145.462: el 1% de las compras de Abril. Muy lejos de aquel 18% de 2016.

Los Medina no tenían por qué preocuparse. En los últimos años, no sólo habían creado a Rey Del Cielo. También contaban con otra empresa de catering: Mejor que en Casa SRL. Fue fundada en 2011 por familiares de Fabiola García: Alberto García, Eliana García, Marcela García y Beatriz Castello. En la práctica, era manejada por Fabiola y su hermano David, uno de los lugartenientes del Pata en la UOCRA. Así consta en las causas judiciales de Quilmes y La Plata, hoy unificadas.

Mejor que en Casa movió más de $80,3 millones entre 2011 y 2017.

Mejor que en Casa movió más de $80,3 millones entre 2011 y 2017, según las acreditaciones en sus cuentas bancarias. Sus clientes no sorprenden. Son constructoras que operaron en La Plata y otras localidades donde la UOCRA de La Plata pisa fuerte. Esuco, de Carlos Wagner -ex presidente de la Cámara de la Construcción- le pagó viandas por $259.555 sólo en el mes de septiembre último.

Paz social

Antes de la caída de Medina, la Gobernación de Vidal venía recibiendo desde hacía meses informes y denuncias que un grupo de empresarios afiliados en la Asociación de Pymes de la Construcción (Apymeco). Amenazas; extorsión; la presunta complicidad de ex funcionarios y de ejecutivos de la petrolera estatal YPF durante la gestión del ex gobernador Daniel Scioli; silencio del Poder Judicial ante las denuncias; y aumento de costos laborales en al menos un 60% para cumplir con las exigencias del sindicato integran la larga lista de reclamos.

Se trataba de los mismos reclamos que durante años las medianas empresas de la construcción de La Plata presentaban en el Ministerio de Trabajo bonaerense de Scioli, según relataron las autoridades de la cámara empresaria. “Tienen que arreglar”, “tienen que pagar”, les contestaban los funcionarios de entonces.

La base de la recaudación de los Medina se basaba en un “convenio de trabajo regional”, que imponía pautas por encima del convenio nacional de la UOCRA. “Nos obligaban a firmar ese acuerdo y además había exigencias extra”, contó Del Río, uno de los empresarios que viene denunciando a los Medina desde hace años, primero ante el Ejecutivo provincial y luego ante la Justicia. Esos “extra” incluyen “tomar personal que ellos digitan bajo amenazas de no poder iniciar la obra. No había alternativa: o se firmaba el convenio o no podías trabajar”.

La base de la recaudación de los Medina se basaba en un convenio entre YPF y la UOCRA.

La base de esas exigencias nació en 2011. Ese año, los Medina firmaron un nuevo convenio con YPF -entonces en manos de la familia Esquenazi-, que mantuvo su vigencia después de la estatización de la compañía. Luego de ese convenio, YPF se convirtió en la vaca lechera del clan. El documento estableció que todas las empresas que operaban para la petrolera en La Plata debían firmar el mismo acuerdo, fueran o no empresa constructora. Cualquier compañía de ingeniería, por ejemplo, debía acceder a los reclamos para poder hacer obras o prestar servicios a YPF.

Una empresa de ingeniería acababa de desembarcar en YPF. Recibió la visita de uno de los lugartenientes de Medina y su lista de exigencias. El ejecutivo a cargo de la compañía dijo que “no”. Tras varias discusiones, pidió hablar personalmente con Medina. El sindicalista lo citó en su casa en Ensenada. Llegó, le abrieron el portón y le dijeron que aguardara en el patio delantero hasta que lo hicieran pasar. Quedó frente a los perros de Medina, sabuesos bien entrenados para custodiar. No dejaron de ladrar durante la hora que debió esperar la invitación para ingresar a la vivienda. Adentro, un amable Pata acariciaba a un perrito, un coqueto caniche blanco. El ejecutivo intentó negociar el convenio. Al lado del Pata, un representante del gremio lo patoteó. Medina tomó cartas en el asunto y le pidió a su lugarteniente que le sirviera café a su invitado. Ese día, el ejecutivo sólo se llevó la anécdota. Así lo reconstruyeron testigos directo del encuentro.

El convenio establecía que sólo se contrataría a “trabajadores que aprueben satisfactoriamente el examen por especialidad”. Sin embargo, los empresarios y ejecutivos de distintas contratistas aseguran que accedieron a contratar hasta 70% de los trabajadores de la “Bolsa de Trabajo” del gremio. “Esos trabajadores uno no los podía elegir, directamente nos los mandan, los imponen”, contó un empresario de La Plata en su testimonio ante el juzgado de Quilmes.

Las irregularidades giran en torno a la supuesta Bolsa de Trabajo. “Si necesito 15 trabajadores para una obra en la refinería de YPF, tengo que contratar de la Bolsa. Pero ninguno está calificado, entonces tengo que duplicar el personal necesario para poder hacer la obra y cumplir con el gremio y que no paren todo. Termino pagando 25 sueldos, en lugar de 15. Algunos de los 10 extra van a trabajar al sindicato, por ejemplo”, contó un ejecutivo de una contratista de la petrolera.

El convenio establece derechos para los trabajadores, como la contratación de desayuno, almuerzo y merienda durante la jornada laborar, pero lo que vino de yapa fue que las empresas debían contratar a Abril Catering, Rey del Cielo y Mejor que en Casa, todas compañías impuestas por el gremio y vinculadas con los Medina.

Además, como si este sistema fuera poco, el gremio exigía la “cuota camping”, pagos en negro de $9.150 a $15 mil cada uno por quincena por obra, que los lugartenientes de Medina pasaban a cobrar obra por obra. Cada uno de ellos cubría un área específica. David García, Miguel Federico, Pablo Neves, Rubén “El Colo” Roldán y la mano derecha del Pata: su hijo Cristian. Lo relataron los empresarios y lo reconstruyó el fiscal Garganta en su pedido de detención a gran parte del grupo. Otra exigencia era la contratación de mujeres en las obras para tareas de limpieza, coordinadas por Fabiola García, la mujer del Pata.

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Otros pedidos incluían “colaboración”, casi siempre en negro, para el Día del Niño, el inicio de clases, Navidad o el Día del Trabajor. El gremio nunca rindió cuentas y se desconoce si ese dinero exigido a las empresas llegó a manos de los trabajadores. Un empresario contó que también pagaba el “peluquero” (otros $11.800 la quincena). De hecho, el gremio montó una peluquería en la sede de la seccional. Se suponía que estaba destinada a los trabajadores. Tampoco el gremio rindió cuentas de eso.

Tres empresarios relataron para esta investigación que se quejaron ante las autoridades de Trabajo sciolista sobre las exigencias y extorsiones del gremio. Días después, sus empresas recibieron una inspección del Ministerio. “Los inspectores llegaron en vehículos del sindicato”, aseguraron. Las fuentes que hablaron pidieron reserva de identidad.

Oscar Cuartango fue ministro de Trabajo de la provincia durante los ocho años de gestión sciolista. Dice que “nunca” recibió “ninguna denuncia de parte de los empresarios por extorsiones del gremio”. “Teníamos una política de mucha interacción entre empresas y sindicatos, siempre desde la intermediación y desde la igualdad. Mi relación era tirante con Medina. Cuando llegué al Ministerio desplazamos a un funcionario que le respondía y hacíamos inspecciones en obras en las que el gremio muchas veces había arreglado con las empresas. nosotros caíamos igual y eso generaba malestar. Yo llevaba en el auto oficial unos prismáticos, iba mirando en las obras de construcción si los trabajadores en altura usaban arnés y casco. El control de seguridad en el trabajo fue primordial en nuestra gestión”.

Cuartango: “Jamás me dieron instrucciones para que diera tratamiento especial a Medina”.

Ante la pregunta de si Medina alguna vez lo amenazó, Cuartango afirmó que él no es “susceptible a las amenazas”. “Scioli está pagando indebidamente el costo en este caso. Jamás me dieron instrucciones para que diera tratamiento especial a Medina”, agregó el ex funcionario. “¿Por qué no denunciaron penalmente a Medina antes? Medina les fue funcional a muchos empresarios de La Plata. El ‘cuco’ servía para espantar a empresas de otras regiones que querían invertir en la ciudad”, dijo.

El ex ministro, que hoy afronta sus propios problemas judiciales por haber supuestamente exigido más de $50 mil en aportes de campaña a unos 30 empleados de su cartera, negó haber descartado denuncias de los empresarios y haberles dicho que debían ceder a las exigencias de la UOCRA platense para trabajar. Sí reconoció que muchas de las inspecciones del ministerio incluían la presencia de personal del sindicato de Medina. “Están habilitados por ley”, argumentó.

Paradójicamente, la salida de Scioli del Gobierno bonaerense profundizó el impacto de los mecanismos de extorsión, como si Medina acrecentara los métodos ante la sospecha de que perdería la batalla. Así lo reflejan los números. “A partir de 2016, el gremio aumentó su intervención sobre el normal funcionamiento de las empresas llevando a la casi paralización de la construcción privada de emprendimientos de envergadura”, explicó en su testimonial ante el juez Armella Ricardo Alconada Magliano, presidente de la Cámara de Desarrolladores Urbanos Región Capital de la provincia de Buenos Aires.

La Plata pasó de 640 obras de ese tipo en 2013 a sólo 80 en 2016, detalló el empresario. Los “sobrecostos y la perdida de inversión” le costó a la ciudad $11 mil millones de desinversión en el sector y los trabajadores de la construcción perdieron 9.520 puestos de trabajo. “En la ciudad de La Plata representa un impacto del 3,4% del empleado total”, agregó. Gustavo Calvi, representante legal de un grupo de empresas, declaró ante la Justicia que las exigencias del gremio encarecían entre el 66 y el 87% los costos de la construcción.

Las exigencias del gremio encarecían entre el 66 y el 87% los costos de la construcción.

La familia ampliada

Hay un año clave para el negocio de los Medina. Los empresarios que mejor lo conocen lo adjudican a la intervención de la mujer detrás del gran hombre: Fabiola García (47). Machismo, dirían algunos; o quizás no. Ese año es 2014 y fue el momento clave en el que el clan comienza a blanquear los ingresos de la supuesta extorsión. Un paso más hacia la evolución financiera del grupo. Los hijos y la nuera de Fabiola fundan Rey del Cielo SA y la facturación de Mejor que en Casa SRL -comandada por su hermano- salta de $6,1 millones a $17,3 millones. Así consta en los registros fiscales de ambas compañías.

García se encuentra detenida por pedido del fiscal Garganta y la Cámara de Apelaciones debía decidir al cierre de esta nota si le otorgaba la prisión domiciliaria, de la que ya gozan su hija Marianela y su nuera Lara.

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García es una de las “veedoras” del gremio, lo que le permite justificar parte de sus ingresos. Hasta su detención a fines de septiembre último, figuraba como empleada de una contratista de YPF: Contreras Hermanos. Además, era empleada pública en la Dirección General de Cultura y Educación bonaerense al momento de su detención. Voceros de Contreras dijeron que la mujer del Pata Medina “estaba incorporada de manera eventual para el proyecto como veedora del cumplimiento de las condiciones laborales por parte del sindicato. Este era un requerimiento excluyente del sindicato para operar en la zona Destilería” de la petrolera. La hija de Fabiola, Marianela Pagnoli, también es una trabajadora vip de la construcción y figura trabajando para Contreras Hermanos. Con anterioridad, cobró sueldos de otras contratistas de YPF, según los registros de la ANSES.

García tenía registrados a su nombre un auto Sedán 2017 y una moto Mondial 2015. Además, junto al Pata, manejaba una camioneta Hilux SW4, propiedad de Abril Catering. Tiene también cinco inmuebles, incluida una propiedad de 999 metros en Cariló, que comparte con su esposo.

En 2016, García y Medina adhirieron al sinceramiento fiscal de Cambiemos y blanquearon $8 mil millones.

En diciembre de 2016, García y Medina adhirieron al blanqueo de capitales del gobierno de Cambiemos. Por primera vez en su vida, el Pata registró bienes ante la AFIP. Hasta el momento, el fisco no tenía casi ningún registro del sindicalista, de 64 años. Blanquearon unos $8 mil millones en sus cuentas del Banco de la Provincia de Buenos Aires. La Justicia de Quilmes determinó en base a informes de la Unidad de Información Financiera (UIF) y de la entidad bancaria que ninguno de los dos pudo justificar el dinero blanqueado ni demostrar el origen legal de los fondos.

Agustín Facundo es uno de los hijos de García. Renunció al apellido de su padre -Pagnoli- por el de Medina. Tiene 27 años y se alineó por completo con el Pata. En los últimos nueve años, el sindicato logró que varias contratistas en la refinería de YPF en La Plata le pagaran salarios por más de $3 millones, entre ellas la brasileña Odebrecht, hoy investigada por irregularidades en licitaciones y pago de sobornos, que lo empleó entre 2009 y 2014 por $ 1,3 millones. Allí, la constructora realizó la Planta de Reformado Catalítico Continuo y otras obras. El contrato de la brasileña comenzó con la gestión de Eskenazi en YPF, en 2009, y se extendió hasta fines de 2014, cuando la petrolera ya había sido reestatizada.

El hijastro de Medina está lejos de ser un trabajador calificado de la construcción. Maneja un Audi A5. Su esposa, Lara Muñoz, tiene un Peugeot 208 y la empresa de catering, Rey del Cielo SA, ideada según la investigación del juez Armella para blanquear millones de origen ilícito.

De acuerdo con Odebrecht, Agustín Medina “trabajó en la empresa como oficial especializado -maquinista-, y era uno de los diez delegados sindicales indicados por el gremio para el proyecto. El sueldo y la indemnización fueron acordes a su categoría establecida en el convenio gremial, el acta acuerdo vigente y el establecido en la ley laboral. La desvinculación fue por la finalización del proyecto”.

Tras su salida de Odebrecht, el hijastro de Medina siguió cobrando de otras contratistas de YPF: Zarlass SA (metalúrgica), Tekoa SA (de montaje industrial), Tergen SA (constructora) y Global Tecno SA (arquitectura e ingeniería).

Los empresarios consultados admiten que uno de los mecanismos de extorsión de los Medina era exigir a las empresas la contratación del entorno familiar y de afiliados que nunca iban a trabajar. Eran los supuestos “veedores”, una figura que sustituía a los delegados gremiales. “Era una de las formas de blanquear el dinero que nos exigían para poder operar en YPF”, contó uno de los ejecutivos. Si una obra requería diez obreros, UOCRA La Plata exigía la contratación de otros diez que estuvieran afiliados al grupo de los Medina. “Estos siempre debían percibir sueldos altos. Así que exigían que figuraran como veedores o personal especializado, aunque no lo fuera”, agregó otro ejecutivo. Así, recaudaban una suma fija por mes en cada obra y la blanqueaban en forma de salarios. El mecanismo se repetía, empresa por empresa, en todo el territorio de La Plata, “sin excepción”, dicen en las cámaras empresariales.

Una de las formas de extorsión de los Medina era exigir la contratación de familiares y de afiliados que nunca iban a trabajar.

Agustín Medina recuperó su libertad en noviembre último. La Cámara de Apelaciones de La Plata le dictó la falta de mérito por el delito de asociación ilícita y lo liberó.

La UOCRA en La Plata se encuentra actualmente intervenida por la conducción nacional del sindicato, que lidera Martínez. Las piezas del caso Medina siguen acomodándose. Los empresarios, liberados de la lógica medinista, ahora se niegan a cumplir con las condiciones del convenio colectivo del que tanto renegaron, dijeron fuentes de la intervención. “Si esto no se encamina, se va a repetir la historia”, dice una fuente directamente involucrada en la reorganización del gremio, que recuerda “una frase del general Juan Domingo Perón” sobre la corrupción sindical: “Yo les dí dignidad, la plata se la habrá dado otro”.

 

 

Este artículo forma parte del proyecto “Chequeado Investigación: Etapa II”, que cuenta con la participación del periodista de La Nación Hugo Alconada Mon como codirector de la iniciativa junto con la directora de Chequeado, Laura Zommer. En 2017 se publicó una decena de producciones en el sitio especial “Chequeado Investigación” . Todas estas piezas son financiadas por Chequeado gracias al apoyo de Open Society Foundations (OSF).

Jugado y archienemigo de Moyano

Podía jactarse de su llegada al entonces gobernador Daniel Scioli o al arzobispo de La Plata, Héctor Aguer; a miembros de la tradicional Justicia bonaerense o marginados de los barrios más carenciados de la capital bonaerense. Sabía forzar su costado más peronista, hasta el punto de fabricarse recurrentes “17 de octubre”: cada vez que aparecían problemas con la Justicia, alguno de sus hijos caía detenido o terminaba a los tiros.

Juan Pablo “Pata” Medina pasó a la fama justamente el 17 de octubre de 2006. Ese día, un grupo de la UOCRA platense que él lideraba se enfrentó a los tiros con un sector del Sindicato de Camioneros, al mando de su archienemigo, Hugo Moyano. Fue durante el traslado del cuerpo de Juan Domingo Perón a la Quinta de San Vicente, donde Emilio “Madona” Quiroz, chofer del jefe camionero, quedó grabado por las cámaras respondiendo los tiros de los hombres de Medina que peleaban por un lugar en el palco de la CGT.

“Yo sólo soy una herramienta de Dios”, es una de sus frases de cabecera. El Pata Medina, como lo conocen todos, nació un 9 de julio de 1953, durante la segunda Presidencia de Perón. Lideró el sindicato de la construcción en La Plata, la capital de la provincia de Buenos Aires, durante los últimos 16 años. De la nada, fundó un clan adicto al peligro y devoto de sus métodos y personalidad. En el horóscopo chino, Medina es serpiente. Su sangre debería ser fría pero el fuego se le nota en la piel. Prefiere la turbulencia. Siempre.

“Ese almuerzo que le pedí a las grandes empresas es para evitar que la gente salga a comer un sandwich de mortadela y que se tome un vino o dos y después vuelva en malas condiciones a trabajar y haya accidentes”, argumentó mirando al vacío durante una entrevista televisiva, el 26 de setiembre último, atrincherado en su casa de Punta Lara, a la espera de que se ejecute una orden de detención en su contra. Hablaba de las viandas que su gremio exigía a los empresarios que fueran adquiridas únicamente en las empresas elegidas por Medina: todas vinculadas a su familia. La maniobra se la atribuyen a Fabiola García, su actual mujer, a quien le permitía demostrar frente a los empresarios que sólo ella podía manejar a Medina. Podía interrumpir las negociaciones de su marido con los empresarios sólo para regalarle un gesto de cariño o un beso fogoso. El Pata se entregó a las fuerzas de seguridad fumando narguile, a su lado.

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